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Hoy me robaron…

… a eso de las 3 de la mañana, yo no lo presencié, pero un vecino me dijo que lo vió todo y llamó a la policía que, por supuesto, no llegó a tiempo. Un chico entró a mi auto y extrajo todo lo que consideró de valor, casi nada en realidad, excepto por la batería.

Cuando me preparaba para usar el auto y vi que la puerta estaba mal cerrada (soy algo obsesivo al respecto), supe que me habían robado. Luego vi que faltaban cosas en la cajuela, que la puerta del copiloto estaba sin seguro y pronto verifiqué lo predecible: el auto no tenía batería. Además nuestro amigo se dió a la tarea de jalar el asiento trasero hasta romperlo, tal vez con la esperanza de hallar alguna cartera o algún billete de esos que se tragan los asientos de los autos. Por mi parte, ya que rompió el asiento, espero que se halla encontrado una fortuna (yo jamás la hubiera encontrado).

En realidad lo que quería decir es que me sentí, como primera impresión, un poco asustado/frustrado/triste, algo enojado y hasta cierto punto culpable. Y eso estuvo muy bien porque me permitió entender la «inercia» de esas situaciones. Resumo el marco teórico de esa «inercia»: en un sentido, somos mucho menos libres de lo que creemos. Es decir, no solo nos es muy complicado controlar las emociones que se presentan de inmediato, sino que además, detrás de esas emociones, hay «un» discurso operando, desde la manera en que nos educaron hasta lo que los medios gritan que es verdadero. Porque tendríamos que advertir eso, no existe tal cosa como LA verdad, existe una verdad, es cierto, pero ella opera en un contexto específico, basta con cambiar las coordenadas espacio-tiempo para encontrarnos en una verdad operativa diferente.

En otras palabras, el que yo haya sentido especificamente miedo/frustración/tristeza, ira y culpa, obedece al contexto que me ha tocado vivir y no a alguna suerte de naturaleza humana; y lo intentaré demostrar.

Lo que me pregunté primero fue esto: «¿qué quiere el discurso dominante que uno haga en estas situaciones?»

Quiere, en primer lugar, que tenga miedo/frustración/tristeza. ¿Para qué le sirve?, la lista es sorprendentemente larga, pero la esquematizaré en dos grandes puntos: por un lado, quiere obtener de mí cierta disposición pasiva, por ejemplo, estar contento pagando mis impuestos que fortalezcan a la institución judicial (que en este esquema incluye a la policía, aunque pertenezca al poder ejecutivo), quiere que sea desconfiado y no desarrolle un tejido social con mi comunidad, sino que deje todo en manos del Estado. Por otro lado quiere, por supuesto, que consuma: una alarma, un seguro contra robo o hasta una psicoterapia (digo, hay gente que es realmente asaltada y debe ser mucho más traumático).

En segundo lugar, quiere que me enoje, pues eso enojo provocaría un deseo de venganza que, desde Hobbes, es una venganza de la cual tiene monopolio el Estado. Y ese monopolio espera que yo presente una denuncia que, sirva o no para atrapar al ladrón, primero se convertirá en un número. Número que se usará para muchas cosas, pero diré dos, se usará para que los medios griten que todo está muy mal y tengamos miedo (y regresemos al punto 1), y se usará también para que algún burócrata de la policía municipal muestre un informe para asegurar un aumento de presupuesto el próximo año. Recordemos que todas estas instituciones están compitiendo por nuestros impuestos, todos quieren más aunque no sepan qué hacer con ellos. Por otro lado, si con esa denuncia lo atrapan, ¿cuánto tiempo le pueden dar por robar una batería?, el necesario para aprender mejores técnicas en la cárcel, hacer más contactos, unirse al crimen organizado (si ya estuviera ahí, difícilmente vería la cárcel de todos modos). En mi opinión (y en la de Foucault), nuestro amigo tiene mucho mejores oportunidades de hacer algo útil con su vida fuera de la cárcel que en ella.

En tercer lugar quiere que me culpabilice. Quiere que piense en el «si yo hubiera…» (verificado que quedó bien cerrado, puesto una alarma, contratado un seguro contra robos, hasta: «si tuviera un mejor trabajo podría comprar un auto más seguro, vivir en una mejor zona»), para qué, bueno, aquí tendré que usar a un teórico, Paul Ricoeur: «sentir culpa es una manera de mantenerse en la inacción política» (palabras más, palabras menos). Uno va con culpa a presentar una demanda, esperando que las «autoridades» le hagan a uno el favor de hallar sus triques. O dice, «pues nada que hacer, cagada mía, pero pinches rateros» o, el favorito del discurso dominante, uno va y compra una alarma o un seguro anti-robos o hasta uno de vida, para el susto. A las primeras tres personas que les conté que me robaron, su primera pregunta fue, «¿qué no cerraste bien?» (y no, no me conocen tanto para saber lo distraído que soy)  parece algo que opera a nivel «inconsciente colectivo», algo como «calmemos el asunto haciéndote responsable», pero sobre todo, «hallemos al culpable de inmediato». Creo que es un síntoma terrible de nuestra sociedad que en situaciones angustiantes lo primero en asomarse sea la culpa.

Ahora bien, he dicho «primero, segundo y tercer lugar» y en la realidad no es así, es decir, no es más que un esquema. En la realidad todos esos elementos se encuentran perfectamente entrelazados y enmarañados. Solo que es más fácil de explicar de esta manera.

La pregunta relevante es, en todo caso: ¿qué es lo que NO quiere este discurso dominante que yo haga?

Lo que no quiere, es que sea zen. Esquemáticamente, la culpa que me inmoviliza se parece mucho a la perplejidad de la ignorancia budista, la ira a la aversión, y el miedo/frustración/tristeza responde al apego, porque esa reacción opera en el instante en que te vuelves consciente de que te pasó a ti, a tus pertenencias. Ignorancia, aversión y apego son la causas del sufrimiento según las cuatro nobles verdades. Lo que no quiere es que esto no me haga sufrir y me permita sentir compasión, pues a través de ella es más sencillo desarrollar comunidad, tejido social.

Lo que no quiere, es que sienta indiferencia (y aquí hablo del cinismo/estoicismo/epicureísmo –apatheia, aponia-). Que los vea como bienes que estuve dispuesto a regalar porque no me determinan (mis bienes no se han adueñado de mí), que vea a nuestro amigo como alguien que me puso un ejercicio de indiferencia, que vea el estado de cosas como una oportunidad para crear conciencia (awareness) colectiva (el opuesto a esa «inconciencia colectiva» que mencioné antes y que no es la de Jung).

Lo que no quiere el discurso dominante, en resumen, es no afectarme, no provocarme al menos alguna disposición que lo fortalezca. Y eso intentaré.

«¿Por qué hombres y mujeres combaten por su servidumbre como si lucharan por su salvación? ¿Cómo es posible que se llegue a gritar: ¡queremos más impuestos! ¡menos pan!? Lo sorprendente no es que la gente robe, o que haga huelgas; lo sorprendente es que los hambrientos no roben siempre y que los explotados no estén siempre en huelga. ¿Por qué soportamos desde siglos la explotación, la humillación, la esclavitud, hasta el punto de quererlas no solo para los demás, sino, también, para nosotros mismos?»
Félix Guattari.

Mi opinión sobre la peli ‘Noah’ de Aronofsky (spoilers).

Creo que a la gran mayoría no les ha gustado y creo que se debe a que difícilmente cumpliría con alguna expectativa, la peli es bastante rara y, con todo, llena de lugares comunes y cursilerías. Pero supongo que en distintos momentos de la vida uno pone más atención a distintas cosas de una película, y yo no pude evitar poner más atención a la relación discursiva, que me parece por completo pertinente, si no hasta reveladora de algo que está ocurriendo y que no ha terminado siquiera de tomar forma, pero que Aronofsky alcanzó a ver.

El problema que plantea la película, creo que es muy evidente, es ecológico: llámenle Dios o como gusten, pero se trata de un abrupto cambio climático que amenaza con extinguir la vida animal no-marina, y del cual la gente es consciente antes de que ocurra. Toda la historia se despliega alrededor de ello, la interpretación bíblica del director enfatiza la relación del hombre con su entorno. Lo interesante no son tanto las posturas originales con el entorno, sino las acciones y la justificaciones a partir de que se enteran de que corren peligro. Trataré de esquematizar entre elementos bíblicos y fílmicos:
De Adán tendríamos tres posibles linajes, que implican tres discursos diferentes. El de Caín, la película lo muestra de manera muy evidente, implica que el hombre se siente dueño de su entorno y éste debe ser transformado a su capricho, de hecho comporta la necesidad adámica de ser Dios, por lo que el linaje de Caín transforma al mundo a su imagen y semejanza: ¿cómo le llamamos?, yo le llamaría Progresismo, capitalismo también sería válido, pero no faltará quién diga que el comunismo trató al entorno de la misma manera.
El linaje de Abel, inexistente por supuesto, ¿cómo hubiera sido?, por supuesto el favorito de Dios, el consentido, por el que hubiera detenido su ira contra el hombre. Afortunadamente Caín se encargó a tiempo de un linaje que seguro todos hubiéramos detestado.
El otro es el de Set, que encarna el protagonista. No considera que el entorno esté para servirle sino que debe cuidarlo, no solo eso, sino que es él (y su familia) quien se modela a imagen y semejanza del entorno, pues sabe que, al igual que él, es Creación. Esto es importante, el linaje de Caín se considera superior al resto de la creación, una especie de demiurgo entre lo divino y lo creado, lo cual claramente el director descarta al incluir a los verdaderos demiurgos, los ángeles, algo de divino y algo de criaturas. Cuando son eliminados de «este» mundo van a la presencia de Dios, salvación que todavía no está disponible para el hombre (se necesitará de otra suerte de  ‘arca’ y de otra ‘alianza’ para ello). El discurso del linaje de Set es por demás interesante: se trata de un ambientalismo que considera que lo más justo es la extinción del hombre para que la creación retome su equilibrio. Y no saben cuántas veces lo he escuchado en los últimos años: «yo creo que lo mejor es que ya se extinga la humanidad». Así como llamé al otro Progresismo, no sé cómo llamar a este discurso, algunos dirían que es cierto postmodernismo, en todo caso el que Aronofsky lo incluya no es gratuito y me parece interesante.
Como podrán ver, estamos ante una especie de falso dilema, si el discurso de Caín gana, la humanidad se extingue, y si el de Set lo hace, también. Por  lo tanto, el «combustible» dialéctico (la diferencia) no está ahí, lo que enfrenta a estos discursos es la ceguera del suicidio y la voluntad del suicidio. Y es ahí, entre ceguera y voluntad que se resuelve el conflicto: Noé perdona a sus nietas, ¿por ceguera? un poco (cree que de hecho comete un error), ¿por voluntad? otro poco (alguien diría, más por falta de voluntad, pero a fin de cuentas decidiendo por sí mismo), pero sobre todo por misericordia (que es lo que le pide su esposa), y según me han dicho (un profesor), hay una palabra en hebreo para expresarla que se podría traducir como amor, una especie de amor sin esperar nada a cambio, el que aplica, específicamente, el famoso «buen samaritano».
También se puede traducir como «amabilidad» pero menos como «habilidad de recibir amor» que su opuesto «habilidad de dar amor», y esto es justamente lo que le dice Cam a Ila, algo como «si tú vas a recomenzar la humanidad está bien, al menos habrá amabilidad (kindness)». Entonces tenemos ahí un tercer discurso en el que se resuelve esta dialéctica a la manera hegeliana (no fichteana), comportando algo de esa ceguera y algo de esa voluntad: Connelly le dice a Crowe algo como «Dios te puso a elegir si valía o no la pena salvar al hombre», es decir, Dios dejó que el hombre mismo eligiera. Recordemos que se trata de una alianza del pueblo judío con Dios, implica que en la Biblia (o en la Torah) Dios le dice a Noé, básicamente «tienes permiso de repoblar el mundo», que es claramente un paralelismo al «puebla al mundo» posterior a la caída adámica. Es decir, se trata de una segunda caída del hombre ante los ojos de Dios (no es gratuito que Noé aparezca desnudo en la playa, «arrojado al mundo», está indudablemente recordando éste paralelismo). Ése es el mensaje que pretende dar Aronofsky: ante el grave riesgo de extinguirnos que supone nuestra relación actual con el entorno, hay dos posturas que ya no podríamos tomar, una es el progresismo ciego, suicida, y otro es un ecologismo no menos autodestructivo, cargado de culpabilidad. Me parece que está diciendo que tendríamos qué buscar el tecero: tomar decisiones de las cuales podamos hacernos cargo, movidos por esa nueva ‘amabilidad’.
En fin, cursi sin duda, el punto no es tanto el valor del mensaje final (¿quién estaría en desacuerdo? el problema, como siempre, es llevarlo a cabo), en mi opinión, lo interesante es que Aronofsky alcanzara a ver a estos dos discursos en pugna, en una pugna falsa si los dos llevan al suicidio. El propio Noé lo dice «no somos diferentes a ellos», Noé no es menos asesino que cualquiera del linaje de Caín, llámenle en defensa propia o como gusten (no es precisamente defensa propia tener los medios para salvar a mucha gente y dejarla fuera porque considero que sigo órdenes de alguna entidad superior). Me parece, de fondo, que toda la película, hablando esquemáticamente del discurso, sirve para darle voz a Conelly y a Watson, una viene del entorno de Caín, la otra del de Set (otro elemento de que sea una dialéctica hegeliana), entre ellas dos hace resonancia el discurso capaz de resolver, lo que podríamos llamar «esas necedades de hombres».

Antropolandia

Me contaron de un lugar regido por la sabiduría, donde apareció un día un animal inteligente. A diferencia de lo que pudiera pensarse, su enorme desventaja inicial era tan peculiar, que comenzó a permitirle una mayor supervivencia que al resto de los animales. La inteligencia le permitía separar el todo y desconectarlo, empezar a ver las causas y los efectos en espacios de tiempo infinitamente cortos, en comparación al resto de los seres vivos.

Su visión cortoplacista permitía, por ejemplo, encontrar maneras inesperadas de escapar de sus depredadores, y hasta crear herramientas para facilitar y agilizar un proceso sin precedentes en este mundo, convertirlos en presas. Pronto sus habilidades de supervivencia permitieron que fueran tantos en número, que varias veces en su cada vez más larga vida, consumían todos los recursos de enormes áreas. Es entonces que el animal aprendió la importancia de viajar. A veces encontraban nuevas zonas con recursos, pero controladas por animales de su misma especie y entonces hacían la guerra para determinar cuál grupo se quedaría con el control territorial.

Esto comenzó a pasar con más regularidad, y las herramientas de un grupo llegaban a ser tan efectivas como las del otro, por lo que la fuerza física volvió a tomar una importancia singular. En los grupos había machos y hembras, éstas últimas poco a poco se fueron debilitando físicamente, pues preñadas eran presa fácil del entorno y de grupos enemigos. Antropolandia se convirtió entonces en Macholandia.

Un día el grupo creció tanto que al macho líder se le ocurrió que era mejor que cada quien cuidara un conjunto de recursos, otorgándole responsabilidad y posesión de los mismos, pero no todos eran igual de buenos administrándolos. Pronto algunos tuvieron más que otros, y se percataron, gracias a su inteligencia cortoplacista, que esto era ventajoso. Macholandia entonces hizo pensar a cada uno de estos animales, que ellos eran los dueños del mundo.

Tiempo después el macho se convirtió en la medida de todas las cosas, pues, si podía poseer el mundo, también podía, necesariamente, explicarlo y transformarlo. Era tanta la necesidad de convencerse de que el mundo les pertenecía, que fueron buscando explicaciones cada vez más ambiciosas. Como su inteligencia provocó que separaran el todo, reconstruir cada una de las conexiones se volvía imposible y siempre tenían huecos en sus explicaciones. Entonces algunos machos decidieron hacer creer que Macholandia se había convertido en Teolandia.

Los animales se crearon un conjunto de animales similares a ellos, pero con características deseadas por ellos mismos, los hicieron inmortales, omniscientes, omnipresentes, hermosos. Estos animales fantásticos llenaban los huecos a la hora de explicar el mundo, y al mismo tiempo fueron mostrados tan poderosos que ahora el más fuerte no lo era físicamente, sino aquel que podía comunicarse con aquellos e interpretar sus designios.

Sin embargo estos nuevos animales se volvieron muy inconsistentes, las interpretaciones a veces eran opuestas y a la hora de la verdad, todos parecían estar equivocados. Algunos machos entonces decidieron hacer creer que Macholandia en realidad se había convertido en Filosolandia. Teolandia no desaparecía aún, pues los huecos en las explicaciones se mantenían, así que a alguien se le ocurrió que no es posible poseer y, por lo tanto, explicar el mundo, si ni siquiera podían explicar lo que ya poseían, a ellos mismos.

Con esto ya no sólo había huecos para explicar al mundo, también para explicarse a ellos mismos, y en el afán de que Macholandia reintegrara a Teolandia y a Filosolandia, los machos hicieron creer que ahora el mundo se había convertido en Metafilandia. Muchos que se negaron a esta fusión fueron castigados, hasta que fueron muchos más los oprimidos, así que los partidarios machos de Filosolandia, organizaron a los animales para que tomaran el poder, llamando ahora a Macholandia, Progresolandia.

Un día se dieron cuenta que su desventaja, la inteligencia, es lo que permitía el progreso, así que se esforzaron por darle formalidad, Progresolandia se convirtió en Ciencilandia y finalmente en Tecnolandia, y es donde ahora me toca vivir. Soy consciente de que desde que empezó a ser Machilandia nunca dejó de serlo, sólo ha parecido irse transformando en Oligolandia, donde los machos pretenden masculinizar a algunas hembras con fines de poder.

También sé que no ha dejado de ser Antropolandia, un lugar donde seguimos creyendo que es posible interpretar el todo desconectándolo cada vez más. Nuestra peculiaridad que nos permitió sobrevivir, conforme se fue alargando el plazo, se está encargando de autodestruirnos. En lo único que parece haber evolucionado mi especie, fue en un conjunto de peculiaridades de su propia inteligencia, que hoy llamamos psicopatologías, particularmente en la megalomanía.

Hay razones para dejar de tomar Coca-Cola.

Tenía casi un mes sin ver televisión a partir de que decidí empezar a hacer cambios en mi vida que tienden a lo que un amigo me explicó que llaman «simplicidad voluntaria«. Sin embargo, dado que el día de ayer dormí en casa de mi mamá y ahí hay televisión con cable, no pude evitar encenderla un rato. Todo iba mal, es decir, en una hora había recibido al menos un centenar de mensajes respecto a cómo debería estar viviendo mi vida para ser una persona exitosa… así que todo iba mal pero repentinamente se puso peor cuando vi este comercial de Coca-Cola:
El comercial me pareció eterno y honestamente de inicio me asusté mucho sin entender exactamente por qué. Apenas empecé a darle vueltas y comprendí que era el discurso corporativo perfecto, era de manera precisa lo que los dueños del mundo quieren que el resto pensemos. No, me estoy quedando corto, el mensaje no sólo era perfecto para sus fines, además cada ejemplo particular que usan constituye un engaño cruel, una manipulación cínica hacia todos aquellos que viven preocupados por la situación actual pero no han conseguido entender cuáles son los cimientos de la putrefacción que prácticamente vivimos obligados a construir.
1. Basado en un estudio realizado en el 2010 sobre la situación actual del mundo.
Con los colores institucionales del producto, el comercial abre con este mensaje, en algún momento del desarrollo creativo les pareció fundamental que la gente recibiera esta información con la apertura de que está sustentado en una profunda investigación. Veamos qué resultados fundamentales para el futuro de la humanidad arrojó dicho estudio.
2.  Whatever.
Sí, esa es la canción de fondo que niños felices de todas las razas empiezan a cantar. La canción en resumidas cuentas, resalta en su letra la libertad de hacer y decir. Claro, la libertad de hacer que tenga el 80% de la humanidad que vive con menos de 10 dólares al día, o los 22,000 niños que mueren diario debido a la pobreza. La libertad de decir lo que quieran los casi mil millones de personas que no saben leer ni escribir.
Con todo esto empiezan casi gritando: «I’m freeee!», y entonces pasan a la siguiente idea…
3. Por cada tanque que se fabrica en el mundo… se fabrican 131 mil peluches.
Lo cual no es sólo gratamente sorpresivo, sino además esperanzador, porque hay una evidente relación entre tanques y peluches, la relación es… ejem… pues sí, que los niños que extrañan a sus padres que están en las guerras, pueden consolarse con un peluche… y… los niños víctimas de esos tanques pues… no, realmente ellos difícilmente se consolarán con un peluche. Pero bueno, es comprensible, no es como que Coca-Cola se beneficie económicamente de países que son víctimas de la guerra… ¿o si?
Me parece mucho más relevante mencionar que con menos del 1% de lo que el mundo gasta anualmente en armamento sería suficiente para hacer viable que todos los niños del mundo tengan educación.
4. Por cada bolsa de valores que se desploma… hay 10 versiones de «What a Wonderful World»
En otras palabras… cada vez que el sistema se descubre insostenible y decenas de miles de personas pierden sus empleos mientras un centenar protegen o elevan su ya obscena fortuna… 10 artistas nos consuelan con nuevas versiones de una canción que nos describe los colores del árbol, las rosas y el cielo como si fuésemos daltónicos. Sí, desde mi casa tengo una hermosa vista y amo a mis amigos y también me encantan los bebés, pero eso no evita en ninguna medida que el mundo se está yendo al carajo.
5. Por cada persona corrupta… hay 8 mil donando sangre.
Éstas sí son excelentes noticias, no sólo ya se delimitaron con claridad los parámetros de la corrupción sino que además se hizo el censo mundial. Ahora ya sabemos quiénes son y dónde viven.
Un dato interesante a investigar sería determinar cuántos de los donadores de sangre son requeridos directamente por efectos del sistema, sí, por heridos de guerra… o por personas que sufren problemas del corazón por la pésima alimentación que provocan las grandes cadenas de restoranes y la industria de la alimentación. Cuántas unidades de sangre se requerirán al día para niños que son víctimas de enfermedades por la contaminación de ríos y bosques cercanos a su comunidad. Cuántas para personas que bajo ninguna circunstancia tienen la más mínima posibilidad de atención médica.
6. Por cada muro que existe… se ponen 200 mil tapetes de «Bienvenido».
Con este ejemplo y el de los peluches entendí que la parte fundamental del mensaje que quiere dar Coca-Cola es que consumir está bien, consumir cosas que no se necesitan siempre y cuando contengan un símbolo de bondad. Es decir, dar peluches a los niños, comprar tapetes de «bienvenido» y tomar Coca-Cola, son cosas intrínsecamente buenas, entonces hay qué ser consumistas de cosas que contienen esta clase de simbolismos.
En este ejemplo mi miedo se hizo latente porque me dí cuenta de que cínicamente apuestan a una retórica simplista, a una demagogia dirigida a gente muy desinformada. Tengo un tapete que no dice «bienvenido» y hoy sé que no lo necesito, mucho menos para hacer sentir a mis invitados que son bienvenidos. Si con los tapetes pudiéramos hacer que cada estadounidense le diera la bienvenida a los mexicanos ilegales o que cada musulmán se contentara con la presencia de judíos… este mensaje fue tan vacío que me reflejó la imagen cruel de gente muy poderosa burlándose de quienes consideran sus esclavos, gente tonta, una subespecie inferior.
7. Mientras un científico diseña un arma nueva… hay 1 millón de mamás haciendo pasteles de chocolate.
Aquí evidentemente tocamos el extremo de lo arbitrario. Ni siquiera son mamás diseñando nuevos postres. Acompaña conceptualmente a los peluches, a los tapetes y al refresco, pero le añade un nuevo ingrediente, la mala alimentación. Si queremos a nuestras mamás porque nos hacen pastel de chocolate entonces también las queremos porque nos compran Coca-Cola. En obesidad infantil México tiene el primer lugar, y en consumo de Coca-Cola per cápita, casualidad, México tiene el primer lugar; mientras fui obrero conocí a varios niños cuya primer palabra fue «coca». Hace 10 años se consideraba que más de 36 millones de personas mueren al año de causas prevenibles, dos terceras partes de ellas por causas comúnmente asociadas a problemas de alimentación, mientras que por la guerra morían «sólo» 550 mil al año. Es decir, sin exagerar, hoy algunos hábitos alimenticios promovidos por algunas mamás están matando a más gente que cualquier arma nueva diseñada por científicos… quienes deberían considerar seriamente dedicarse a la gastronomía.
8. En el mundo se imprime más dinero de Monopoly que dólares.
Por juegos como el Monopoly (en México el Turista) es que yo siempre me sentí atraído por las finanzas. De verdad, no exagero. El Monopoly, probablemente sin intención, es un juego que adoctrina a los niños respecto al sistema. En el juego lo importante es tener ambición, y es muy revelador cómo cuando los demás están envueltos en problemas para pagar sus deudas comienzan a hipotecar sus propiedades hasta el grado de perderlas. Es un simple juego, pero el mensaje es muy claro, la debilidad del perdedor es la fortaleza del ganador. Si juegan cinco, cuatro pierden y uno solo se vuelve extremadamente rico. Me preocupa este mensaje, que el Monopoly tenga tanta popularidad sólo hace más difícil convencer a generaciones futuras que lo importante es colaborar, ser compasivos y que acaparar no tiene ningún sentido.
9. Hay más videos divertidos en intenet… que malas noticias en todo el mundo.
Suerte que «divertido» y «malo» no sean términos subjetivos. También es importante considerar que al ser humano no le entretiene la desgracia de otros. Y por supuesto el tiempo está mejor invertido en ver videos «divertidos» que en informarse de la situación actual.
10. AMOR tiene más resultados que MIEDO.
Amor incondicional: 576,000 resultados.
Amor al dinero: 13,300,000 resultados.
11. Por cada persona que dice que todo va a estar peor… hay 100 parejas buscando un hijo.
Bien, este es el mensaje climático… sí, de clímax, aunque por supuesto señalan «GLOBAL WARMING» justo debajo de «Por cada persona que dice que todo va a estar peor…»,  éste es el mensaje que más me hizo enojar, por varias razones:
a) Quienes promovemos la atención al cambio climático, para este comercial, somos unos alarmistas en el mejor de los casos.
b) Se promueve el crecimiento demográfico, cuando los estudios reflejan que al planeta le es imposible mantener de manera sostenible a la cantidad de personas que somos hoy.
c) El mensaje superficial es: «afortunadamente la gente no cree que la situación empeorará y deciden tener hijos», ¡es extremadamente irresponsable ignorar la evidencia científica y promover factores que agravarán el problema!
d) Pero lo peor es el mensaje de fondo apoyado por las imágenes: «Maquilla tu entorno inmediato, ignora la información externa y serás feliz». Es decir, un claro «construye tu burbuja y vive en ella».
12. Por cada arma que se vende en el mundo… 20 mil personas comparten una Coca-Cola.
La idea original en este mensaje era desplegar los daños económicos, sociales y ecológicos que ha causado como empresa la Coca-Cola al mundo, pero son tantos que mejor les compartiré un enlace, o busquen en google «daño coca cola»  (240,000 resultados). Simplemente regresaré al ejemplo del pastel y me aventuraré a decir que hoy mueren y enferman mucho más personas por los hábitos alimenticios que incluyen una Coca-Cola, que por violencia con armas.
13. Hay razones para creer en un mundo mejor.
Tal vez las haya, yo no conozco ninguna y definitivamente este comercial no aportó ninguna.
14. 125 años destapando felicidad… y muerte.

La silla más cómoda del mundo.

En mi inexperta opinión, la razón por la que hoy vivimos en un sistema insostenible se debe a un paradigma simple, que aunque muchos están tratando, no se ha conseguido desmentir por completo.

Para tratar de ser claro, voy a invitar a que imaginen lo siguiente:

Vives en el año cero y eres carpintero. Perteneces a una tribu que se estableció en una zona y, como pudiste, construiste tu pequeña casa/taller.
Un día un vecino decide que quiere una silla y te pide que la hagas. A pesar de que lo más probable es que ni tu vecino/cliente ni tú, lo hagan conciente, ocurren distintas cosas:
1. Es muy probable que ambos tengan acceso al árbol de donde se puede obtener la madera para hacer la silla.
2. Ambos, por razones culturales/religiosas, creen que dicho árbol está al servicio de ustedes, y tienen todo el derecho a utilizar su madera, tomar sus frutos, etcétera.
3. La razón por la que tu vecino no va y obtiene la madera del árbol y la convierte en silla, es porque posiblemente no tiene el tiempo o el conocimiento para hacerlo.
4. Tu valor como carpintero, es que tienes el conocimiento, la técnica, las herramientas y el tiempo para convertir madera en una silla.
Tu vecino te ofrece, a cambio de la silla, una cabra, lo cual te parece buena idea porque te agrada el supuesto de poder consumir leche más seguido o venderla. Evidentemente por los mismos motivos culturales/religiosos, consideran inconcientemente a la cabra y a sus productos, objetos de intercambio comercial.
Este intercambio comercial parte del paradigma del que hablé antes, de la siguiente manera:
Tu vecino en realidad necesita cuatro sillas, pero sólo tiene una cabra.
Tú no necesitas la cabra, pero si te regalaran/heredaran cuatro cabras, las aceptarías, es decir, prefieres tener cuatro que una, cinco que cuatro, y bajo esa línea, podríamos deducir que prefieres tener un número ilimitado de cabras, que sólo una. Dado que es ilimitado, no te preocupas por sus cuidados, podrían morir de hambre, siempre habrá otra para darte leche. (Patrón interesante si nos ha pasado que la ropa es tan barata, que a veces, por alguna razón no lavamos y simplemente decidimos comprar más ropa, que muy posiblemente fabricaron niños en un país tercermundista por un sueldo miserable).
El paradigma es que la gente ha venido pensando durante milenios, que los recursos son escasos, pero pensémoslo por un minuto.
¿Para qué sirve una silla?
De acuerdo, una silla sirve para sentarnos, lo cual nos permite estar en una posición de descanso, pero estando medianamente erguidos, para realizar otras actividades mientras descansamos.
¿Qué otra especie animal necesita una silla?
Ninguna otra, por supuesto, todas encuentran maneras de descansar que no requieren de una.
Entonces, ¿es posible vivir sin sillas?
Sin duda, la tierra nos da espacio ILIMITADO (suficiente) para sentarnos.
¿Pero no es mucho más cómoda una silla?
En primer lugar, sería muy aventurado decir que la silla más incómoda del mundo, es más cómoda que cualquier lugar natural para sentarnos que nos brinde el planeta. Lo cual significa que la comodidad no es un factor que alcance a diferenciar por completo al concepto de silla del suelo.
En segundo lugar, vamos a suponer que es un objeto de primera necesidad y que hoy existe una silla por cada persona en el mundo. Si la razón de ser de la silla es la comodidad, nos enfrentamos al mismo problema: sólo hay una silla más cómoda que el resto.
La razón por la que esta conclusión es importante, se debe a que lo que nos ofrece la tierra para sentarnos, implica que cada persona encontraría la manera de estar lo más cómoda posible en el suelo, pero dado que existe un objeto silla, sumado a la cultura en que vivimos, crea la necesidad inconsciente en todos, de tener la silla más cómoda del mundo. De hecho, desde la perspectiva consumista, crea la necesidad de tener un número ilimitado de la mejor silla del mundo.
Ahora bien, sillas o cabras ilimitadas requieren espacio ilimitado, cierta cantidad de sillas, revendiéndolas, pueden comprar espacio. Esto es cierto hasta el momento en que ya nadie quiere sillas, sin importar cuán cómodas sean. También esta línea argumental se rompe con el gran recurso limitado, el tiempo, en este caso, para vender sillas.
Esta argumentación demuestra que el sistema en el que vivimos provoca una especie de disonancia cognitiva en la gente, debido a que por un lado casi todos deseamos (en el sentido mágico de wish) tener lo mejor de manera ilimitada, mientras que no tendríamos ni siquiera la capacidad o el tiempo de aprovecharlo al máximo. Considero que esta es la razón por la que vivimos en una cultura del desperdicio. También creo que esta es la razón por la que la mayoría de la gente no sabe lo que quiere, en todos los sentidos.
Esto, evidentemente, no es una crítica a la existencia de las sillas, ni a ningún otro utensilio o herramienta inventado por el hombre. De hecho, una silla, o más específicamente, la madera, es un commodity, es decir, es un objeto que utiliza la generalidad de las personas en el mundo, cada día, para muy variadas finalidades. El hecho de que las economías del mundo tengan (tuvieran) como base el oro, un objeto prácticamente inútil, o más inútil, el papel moneda, supone, y sé que no voy a decir nada nuevo, que no vivimos en una economía real, si la economía estuviera basada en commodities, sería mucho más cercana a la realidad.
Este objeto inútil, el dólar, que vive principalmente en computadoras, ya ni siquiera en papel moneda, tiene el poder para adquirir objetos reales, como una silla. Hoy los millones de dólares que vale, por ejemplo, una marca, (sí, un nombre con un logotipo, que no es más que una concepción que no sirve para nada práctico en la vida de las personas), se puede convertir a dinero que puede comprar cosas reales y útiles. Ese dinero permite que un particular, por ejemplo, se adueñe de un bosque y lo tale, para hacer sillas más cómodas o más cercanas a una cantidad ilimitada, lo cual tiene implicaciones, ya el día de hoy, para todo el mundo. Si fuera tan simplemente medible como que la tala de un bosque destruye una ciudad dos años después a través de un huracán, ¿cuál sería el valor real de talar ese bosque? ¿quién pagaría el precio de una ciudad por hacer cualquier cantidad de sillas? Eso suponiendo que la vida de las personas, víctimas del huracán, fuese cuantificable e intercambiable económicamente.

La razón por la que los recursos se consideran escasos, es porque nuestra mente tiene la capacidad de ambicionar lo «mejor» y lo «ilimitado». Pero si entendemos que lo ilimitado no es la tendencia a lo infinito sino lo suficiente, y más aún, que lo «mejor» de la vida nada tiene que ver con objetos intercambiables comercialmente, entonces ese paradigma quedaría destruido. ¿Si secuestran a una persona que amas no darías tu objeto favorito a cambio de que te la regresaran?, ¿cuántas personas de clase media, o hasta media alta, terminan en la pobreza tratando de curar el cáncer de un ser amado? El problema del mundo es axiológico. Si hoy el esfuerzo intelectual humano se dedicara a innovar con respecto a la suficiencia de los recursos para todos y a la multiplicación de posibilidades de crear momentos de felicidad para todos, llegaríamos a una era muy diferente, donde el siguiente paso cultural y tecnológico apuesto a que sería realmente asombroso. Los límites actuales del sistema provocan que no tengamos ni idea de lo que somos capaces. Pero me extenderé al respecto en otro post.
Evidentemente el mensaje del sistema es exactamente el opuesto. Tú y tu vida son mejores si consumes más, de lo «bueno».
Reflexiónenlo por un momento, desde su silla mediocre.

Confesiones: El postmodernismo como adicción a la disidencia esnob.

Casi todo está mal. De verdad, «los números no mienten».
Todo es criticable, sobre todo destructivamente.
Esta carne es perfecta con este vino, con este acid jazz, con este paisaje… con esta compañía la charla es exquisita, Dalí, Buñuel, Tarkovsky, Lynch.
No soy un hedonista, y si lo soy no es porque persigo este placer. Soy sólo un sobreviviente, y estos son los pequeños premios que merezco por sobrevivir.
De acuerdo, pero no soy materialista, en este mundo me tocó vivir, es afortunado que tenga los medios para acceder a estos pequeños placeres.
Bueno, nunca pretendí que mi posibilidad de acceder a estas ventajas provoque indirectamente que otros no puedan acceder a las mínimas.
El vino… el vino no es tan malo como la nicotina, mientras tomo no afecto a otros.
No, es que si tomo manejo mejor, al menos más lento. Es un problema que se resolvería si todos usáramos transporte público, claro, si hubiera uno realmente bueno.
Sé que la carne es la principal causa del calentamiento global, de muerte por problemas cardiacos y de maltrato animal pero, si yo dejo de comer carne nada de esto cambiará. Apoyaría una ley que prohibiera el consumo de carne.
¿Me estás diciendo que se vuelve ridícula mi crítica si soy parte del problema?, explícame cómo es posible dejar de serlo…
… sabes que mi mente está lista para encontrar decenas de rutas de salida que justifiquen mis placeres.
Sí, entiendo las ventajas de ahorrarme ese procesamiento y simplemente aceptarme como soy, aunque eso me haga concluir…
…no soy mejor que otros sólo por tener adicciones más sofisticadas.

The Zeitgeist Movement.

Hace varias semanas escribí un post llamado diálogos, como resultado de una visión que tuve hace varios meses. Dicha visión tenía qué ver con un concepto que me pareció extremadamente poderoso: «todos somos uno».

A pesar de que la visión me llegó con una certeza sin precedentes, a diferencia de lo que estoy acostumbrado, no encontré los suficientes argumentos lógicos para respaldar dicha visión.

Generalmente recurro a diálogos internos para llegar a conclusiones, y aún cuando cargo con argumentos que me parecen bastante sólidos, es difícil encontrar tal sensación de certeza.

Esto puede significar nada para cualquier lector, sin embargo trato de transmitir el gran impacto que tuvo la idea en mi interior.

Es entonces que decidí crear una serie de artículos llamados diálogos para enfrentar a mis argumentos, ir llenando huecos y terminar con una conclusión mejor fundada.

Escribí la segunda parte y por cuestiones de insatisfacción en el estilo no lo he publicado, sin embargo hoy tuve la grata sorpresa de ver un documental llamado Zeitgeist: Addendum.

No pude sentirme menos que profundamente conmovido al ver reflejada con precisión clínica la idea de religión que quise plantear a través de mis diálogos.

Y la razón es que al no encontrar todos los argumentos, todo queda perfectamente acomodado para pensar en una religión, porque los huecos, mientras no son resueltos con argumentación, son resueltos con algo que hoy conocemos como fe.

El documental de Zeitgeist, por otro lado, al tener una clara postura hacia la palabra religión y todo lo que representa, acude a una forma diferente de engaño. Y vaya que me duele escribir esa palabra y mezclarla con el movimiento.

El engaño del documental radica en deliberadamente no llenar los huecos, sesgar cierta información y muy posiblemente provocar una polarización de puntos de vista.

Maravilloso en cualquier caso, imposible en estos temas no polarizar, entiendo y justifico si cualquier información fue sesgada (si esto ayuda a llegar a una masa crítica menos informada) y si muchos de los evidentes huecos se le dejan al futuro del movimiento. Excelente que arrancaron y le dieron ese mensaje al mundo.

Si son capaces de ignorar estas imperfecciones y llegan a la segunda mitad del documental, me parece encontrarán un mensaje extremadamente valioso.

Los invito a verlo.

http://www.zeitgeistmovie.com/add_spanish.htm

La desgastada maquinaria social.

Visualizo a la sociedad como una compleja maquinaria, que tiene tres áreas, todas gobernadas por un sistema, pero con niveles de control descendentes; por un lado podemos ver la maquinaria nueva, o al menos en continuo mantenimiento, sus engranes funcionan a la perfección, la inmensa mayoría de los obreros desean laborar en esta zona. Representa las metas estandarizadas, lo que el sistema hace creer que es éxito. En el área intermedia, donde están la mayor parte de los obreros, la maquinaria es vieja y ocurren muchos accidentes, sin embargo continuamente la están pintando para que aparente encontrarse en buenas condiciones, algunos miembros laboran por aquí con la firme creencia de que pertenecen a la primer área, otros creen que están justo a un paso de ella; pero la verdad son quienes la sostienen. Representa a personas «wannabe» que a través de engaño y/o autoengaño, y a causa de severos traumas, recurren a subsistemas como el crédito (tarjetas, casas de empeño, usureros), o se convierten en servidores públicos de bajo nivel, o en soldados o sacerdotes; el sistema promueve enormemente la elección de estas formas de vida; el capitalismo, la burocracia, el imperialismo y el ritualismo se sostienen aquí; la esperanza, la ignorancia y la manipulación son los instrumentos que mantienen la energía en esta zona. Por último existe un área con la maquinaria gastada, al sistema no le importa darle mantenimiento ni hacer que parezca nueva, con la finalidad de que la inmensa mayoría que se encuentra en las otras dos áreas no desee visitar esta última; además los obreros se encargan de su funcionamiento aunque no de su apariencia, que no les importa mucho, por esta razón no les interesa cambiar de área. Yo me veo claramente en la parte gastada de la maquinaria social. Desdeño alcanzar una forma de vida estandarizada que implique (dependiendo de las instalaciones de la fábrica, es decir, el entorno cultural) estudiar de manera escolarizada hasta donde más puedas, con la finalidad de conseguir un buen empleo, casarte por todas las leyes que se requieran para dar una buena impresión a tu juicioso entorno, tener 2.5 hijos y un perro. Retirarte cuando te jubilen y dedicarte a ver televisión. Vivir con los ojos vendados por paradigmas morales, creyendo que el valor de las personas radica en ellos. Seguir corrientes ritualistas y mágicas. Desdeño ese comportamiento, y del desarrollo de mi congruencia dependerá que con el tiempo me vaya limpiando de los salpicones y la peste que obtuve al pasar por las otras áreas que, a causa de mi educación conservadora, mancharon mi racionalidad. Independencia y libertad son conceptos que pueden ser alcanzados hasta que fundamentas en algo tu comportamiento, la corriente te va a atraer hacia el núcleo, donde se amontonan las masas de manera por demás irracional; añoro alcanzar el momento en que me visualice, efectivamente independiente, en la periferia.

Leer el futuro.

Hace algunos días me preguntó una amiga cuál fue el primer libro que leí, con la intención de que le recomendara alguno adecuado para inducir la lectura en sus sobrinos; esto me hizo reflexionar respecto a la influencia que tuvo la lectura en mi vida. Comencé a recordar entonces que fue Around the World in Eighty Days el primer libro que leí, a los 6 años, quedé tan fascinado que me puse a buscar libros en mi casa y el siguiente que encontré fue «Fray Escoba», que me parece era la biografía de San Martín de Porres. No encontré nunca otro libro en esa casa, que era de mi abuelo. Mi necesidad de lectura se vio de esta manera frenada y entonces comencé a leer comics, de G.I. Joe particularmente, que fue una fascinación para mi, las historias eran bastante creativas, pero lo que realmente me cautivaba eran las referencias a momentos históricos reales, a la Guerra de Vietnam por ejemplo, o el que mencionaran los modelos de las armas, ahora me doy cuenta que era mi necesidad por obtener conocimiento real y que me generó por mucho tiempo un apasionamiento por lo militar. Si nos detenemos en este punto fácilmente podemos analizar que mi formación intelectual pudo depender mucho de mi familia, que si en vez, o además de, acercarme comics hubiera tenido la visión de acercarme más libros de Julio Verne, mi interés hacia la ciencia se hubiera visto más desarrollado que hacia lo militar. Actualmente la guerra me parece algo absurdo y atroz, pero las raíces de mi infancia me siguen haciendo disfrutar mucho la estética de las armas por ejemplo, o las películas de guerra. Yo creo que pasaron años hasta leer mi siguiente libro, debió ser a los 9 cuando me encontré, ya en la casa de mi padrastro, un libro que se llama «¿Cómo proteger su dinero?», honestamente ni recuerdo el autor, pero como se imaginarán ahora mi apasionamiento fue hacia las finanzas, a los 9 años yo ya sabía el significado del efecto de Espiral Inflacionaria, qué es el PIB y cómo funciona la Bolsa de Valores. Durante mucho tiempo estuve interesado en todo lo financiero por ese libro, ahora me percato que fue determinante para que 8 años después optara por estudiar Contabilidad Pública (de la cual por cierto deserté). Como a los 10 años entré finalmente a una escuela donde sí se preocupaban por la lectura, he leído a partir de entonces decenas de libros, que ahora me hacen interesarme en temas como la Filosofía, la Sociología, la Psicología. Sin embargo, en aspectos muy claros, y otros muchos de los que seguro no me he percatado, lo que leí entre los 6 y los 10 años fue fundamental en mi vida, mis aficiones, mis conocimientos, mis intereses están directamente relacionados. No pretendo de mi ejemplo crear una regla universal, tampoco decir que solo con libros determinas el futuro de un niño. Pero si quiero invitar a reflexionar; en México, de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Lectura, se leen 2.9 libros al año por habitante (en edad de leer), pero el 33.5% de los encuestados declaró no haber leído ningún libro en el año, y el 40% no pudo recordar el título del libro que leyó. Los libros que más se declararon haber leído son los de texto de la escuela, después la Biblia, luego libros de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, háganme el favor. Pero el problema no termina ahí, la principal educadora en México, la televisión, que en la inmensa mayoría es nacional, además de no dedicar tiempo comercial a la cultura, envía mensajes de estupidización masiva con programas como el «Chavo del Ocho»; o promueve la estandarización de ideas superficiales y visiones recortadas con las telenovelas. La desinformación de los noticiarios ya es un tema muy largo. Con todo lo que se gasta en dar a conocer los programas del gobierno, para hacernos pensar que todo va de maravilla, mejor deberían poner los pies en la tierra, aceptar que en cultura estamos muy retrasados, y pagar en horarios comerciales cápsulas educativas, si no tenemos la capacidad de hacer que los ciudadanos lean, al menos aprovechemos la certeza de que verán televisión.

Las políticas antidrogas destruyen.

Si vamos a hablar de drogas el principal factor que se debería considerar, para determinar su ilegalidad, son los grandes temores: la adicción y el daño a la salud. Las drogas se clasifican en tres tipos: las drogas «duras» que son la heroína, la cocaína, el alcohol y el tabaco, se consideran las más adictivas y letales; las drogas «suaves» como la marihuana y el LSD, son drogas que se caracterizan por no ser adictivas ni letales; hay un nivel intermedio, donde están los alucinógenos, como el éxtasis y el polvo de ángel, que no se consideran adictivos ni letales tampoco, pero si pueden provocar cambios de humor considerables. Las estadísticas demuestran que los efectos que está causando la prohibición del uso de drogas son similares a la prohibición del alcohol en los años veinte en E.U. Extraoficialmente, se sabe que los ingresos que entran al país por narcotráfico son comparables a los ingresos petroleros, es decir, hay muchísimos más ingresos por drogas ilegales que por legales. La ilegalidad no ha reducido el consumo (de hecho ha aumentado exponencialmente), pero sí genera varios problemas, por ejemplo, muchas de las drogas químicas son «hechas en casa», lo que provoca que a veces sean de mala calidad, lo cual puede afectar realmente la salud de los consumidores; la ilegalidad provoca costos altísimos por el factor riesgo, cuando muchos productos podrían simplemente salir de laboratorios (que paguen impuestos); muchas de las drogas fueron «descubiertas» o «inventadas» con una finalidad médica, la ilegalidad ha provocado que se frene la investigación en torno a esto. Nos enfrentamos (nuevamente), a un gobierno que pretende ser guía y protector moral de las personas, pero que ante la ignorancia o la hipocresía, genera desinformación que daña no sólo a la población, sino a ellos mismos.

Reduzcan los gastos que genera la lucha contra el narcotráfico y aumenten los ingresos que generarían los impuestos por un comercio legal, de pasada sumen el enorme ingreso que generaría el turismo de consumidores que viven en países donde es ilegal, como sea nuestros hoteleros ya están acostumbrados a los springbreakers. Inviertan ese dinero en desarrollo social. Los factores de adicción casi siempre son psicológicos. Los adictos tienen baja autoestima, necesidad de atención, y cierto tipo de traumas que vivieron en su entorno social o familiar. Lo cierto es que cualquiera dentro de estos patrones, que opte por la drogadicción, lo va a conseguir, legal o ilegalmente. Casi todos sabemos dónde conseguirla, ¿ustedes creen que la policía, que las autoridades no lo saben?, la mafia que ha generado este ambiente de restricción está respaldado por dos factores nebulosos: uno es la corrupción y otro es el beneficio económico que tendría para México y el prejuicio en ese mismo sentido que tendría para E.U. por el hecho de no ser productores, sino sólo consumidores, los más importantes del mundo (como ejemplo, más del 40% de los jóvenes de 18 años son consumidores de drogas ilegales en E.U.). Si mañana México anunciara la regulación para el uso de drogas «ilegales», nuestro vecino del norte no estaría nada contento.